Foto 13: Festival Internacional de la Imagen (Tlaxcala / México)

Nada hacía presagiar que viajaría a Tlaxcala, la ciudad capital del estado más pequeño de México. Meses antes, encontrándome aún en Chile, había enviado algunas imágenes a la convocatoria de Foto 13, un festival internacional de la imagen que se realizaría en su segunda versión en el mes de noviembre en aquella hermosa localidad. Al cabo de unos meses, me informaron que la imagen de una niña rarámuri, que registrara el año 2009 en la sierra tarahumara, había sido seleccionada para la exposición.

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Posterior a esto, recibí una llamada de la embajada de México en Chile en donde se me informaba que había obtenido La Beca de residencia artística de la SRE del gobierno mexicano, a la que había postulado para fotodocumentar varios poblados del territorio mixe, el mismo que recorriera Juan Rulfo en la década del 50, cuando fuera encargado de comunicaciones para la Comisión Papaloapan.

La feliz coincidencia de encontrarme en México siguiendo la huella de Rulfo en las sierras de Oaxaca, hizo posible que pudiera asistir a la invitación de Foto 13.

Arribé a la ciudad de Puebla en el crepúsculo del día. Rápidamente me subí a uno de los autobuses Flecha Verde que salen de la CAPU rumbo a Tlaxcala. Una vez instalado me comuniqué de inmediato con Brandon, un joven que estaba encomendado para recibirme en la terminal de mi destino; le informé que llegaría en unos 40 minutos aproximadamente. Al escuchar la conversación telefónica, una joven mujer que se había sentado a mi costado, gentilmente me informó que se hacía un tiempo mayor a Tlaxcala, aproximadamente de una hora. Intercambiamos algunas palabras durante el trayecto. Al extrañarle mi acento, inquirió por mi procedencia y si venía por trabajo o como turista. Se bajó unos 5 kilómetros más adelante. Oficiaba como asistente administrativa y recuerdo que se llamaba Lupita, ese bello diminutivo que rinde culto a la venerada Reina y señora de México.

Efectivamente arribé pasado las 20 horas a la modesta terminal de Tlaxcala envuelta en una luz fluorescente y mortecina. Al cabo de unos minutos de espera apareció un joven de lentes, esmirriado y sonriente; era Brandon, mi único contacto visible de Foto 13 hasta ese momento. Me introdujo en un carro y nos fuimos directamente a la pequeña galería Casa de la Nube en donde se presentaba la exposición “Mineros” de Pedro Valtierra. Allí me encontraría con Malena Díaz, gestora y organizadora de todo el Festival y con quien había sostenido contactos previos sólo por correo. También se encontraba allí Nereida Mora, otra de las organizadoras, quien me saludó afablemente pronunciando mi nombre completo, lo que no pasó para mí desapercibido, puesto que no me encontraba en la programación oficial del evento; yo sólo había sido invitado una semana antes al enterarse la organización que me encontraba residiendo en Oaxaca con motivo de mi beca.

La exposición sobre los mineros contaba con algunas de las imágenes que Pedro Valtierra registró durante una huelga minera en Pachuca, en 1985. En dicha huelga, 3 mil mineros se desnudaron en protesta por los bajos salarios y las condiciones de trabajo en los socavones. Valtierra, fotoperiodista zacatecano, quien en los años 70 cubrió la revolución sandinista y cuyas imágenes tuvieron gran cobertura en unomásuno, es además fundador y director de la revista Cuartoscuro, única publicación especializada en fotoperiodismo en México que se ha mantenido vigente ya por 21 años, y con una calidad gráfica y de contenidos que es el sello indiscutible de su legitimidad.

Otro de los expositores más importantes de Foto13, además de Valtierra, fue Lourdes Grobet, quien fuera premiada durante el festival por su trabajo sobre de la lucha libre en México. En la obra de Grobet, en palabras de Monsiváis “lo popular es lo que la sociedad de consumo no asimila ni disuelve” y mantiene en un campo ciego de invisibilidad, como sucede con el mundo del cachacascán que se anuncia en lo muros y los extramuros de la ciudad no oficial. En sus imágenes la cultura popular se sube al ring con la espectacularidad de los costalazos, con deslumbrantes atuendos y máscaras refulgentes que entronizan al ídolo y la estética del kitsch.

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Cantera de Xaltocan, Tlaxcala (Fotorakar)

Otra de las actividades destacadas de Foto 13, fue el taller Fotodocumental impartido por el mexicano Eniac Martínez en la Cantera de Xaltocan, al que tuve la oportunidad de asistir. Matínez es un fotógrafo ensayista y viajero vocacional que ha publicado ya 4 libros: Mixtecos (1994), Litorales (junto a Francisco Mata Rosas), Camino Real Tierra Adentro (2006) y Ríos. Sus poderosas imágenes nos sumergen de manera recurrente en una visualidad de travesías y caminos recorridos por los hombres, que representan también su propio viaje interior.

El francés Ludovic Bonleux presentó Acuérdate de Acapulco, un interesante documental que nos revela de manera lúcida e irónica la cara oculta de ese puerto turístico. Este film me hizo evocar el documental «A propósito de Niza», de ese gran documentalista marginal y maldito que fuera Jean Vigo, quien en 1930 escandalizó a la burguesía francesa al mostrar cómo en aquel balneario coexistían sin mirarse el turista hedonista y los trabajadores pobres en ese enclave litoral. Al igual que su coterráneo, Bonleux, a través de historias paralelas, va develando el rostro sucio de Acapulco. Patéticas son las imágenes de los spring breakers americanos que visitan el balneario en semana santa para dar rienda suelta a su desenfreno con jóvenes mexicanas. No es mera casualidad que el film se inicie con un epígrafe del situacionista francés Guy Debord, para quien el Turismo no era más que “la circulación humana considerada como consumo” o “la zona de ocio para ir a ver lo que se ha convertido en banal.» Acapulco es el símbolo por excelencia del espectáculo que se renueva incesantemente, y el director de este trabajo nos lo ha sabido recordar con oficio.

Tres figuras señeras en Foto 13 fueron también el canadiense David Eisenberg, quien dictó conferencia y realizó taller sobre “El desnudo erótico” También el fotógrafo inglés Sean Hawkey, impartió “Fotografía lenta en una época instantánea” y encantó a los transeúntes tlaxcaltecas al registrar sus propios retratos al colodión húmedo. En tanto, el mexicano Zony Maya, quien es uno de los fotógrafos más importantes de moda en su país, dictó el taller “Iluminación con luz natural”.

Entre las variadas conferencias y talleres del evento, cabe mencionar la presentación del colectivo fotográfico de Oaxaca, entre cuyos representantes destacaron Amalia Gamio con su trabajo “Invitadas”, imágenes fantasmagóricas sobre la presencia de sus familiares íntimos ya extintos, y el de Patricia Martínez, quien realizó un valioso registro en las últimas cantinas de Oaxaca. Tampoco estuvo ausente la fotografía joven de Tlaxcala, con imágenes que nos instalan en un hibridismo de géneros y claramenet mediatizadas por la fotografía del mexicano Gerardo Montiel Klint (promisorios son los trabajos de Víctor Lara con sus imágenes oníricas, y de Carol Espíndola en la exploración de su propio cuerpo).

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Zócalo de la ciudad de Tlaxcala, México, 2014

104 imágenes fueron expuestas en la Plaza de la Constitución de la ciudad (18 de ellas fueron seleccionadas por convocatoria con participación de Brasil, Chile y México). 60 fotógrafos expositores; 37 actividades fotográficas; 7 conferencias; 6 talleres especializados; 3 presentaciones de revistas y de un libro; 3 noches de After 13 (en donde tuve la ocasión de exponer El Viaje de Rakar, un trabajo sobre los Pueblos Olvidados de Chile); 11 países invitados; 30 patrocinadores. Un abundante recuento que legitima a un consejo conformado por fotógrafos, periodistas y diseñadores independientes que tienen en común el amor por las imágenes, y que, sin apoyo de las instituciones gubernamentales, han sabido generar asociatividad y proyectar la ya prestigiada fotografía mexicana.

En la clausura del evento, Nereida Mora, con decisión y realismo, esgrimió la idea que Tlaxcala podría llegar a constituirse en la capital de la Fotografía en México. No fueron emocionales o antojadizas sus palabras, pues una segunda edición ha demostrado con creces que los sueños se cumplen cuando la fe los ampara.

Mi viaje a Tlaxcala concluiría, con un recuento igualmente enriquecedor y auspicioso: conocer a un equipo apasionado por la imagen fotográfica, a jóvenes inquietos en el arte y las ciencias sociales: como Iván (con quien hablamos latamente sobre Los anormales de Foucault y la fotografía de Diane Arbus), Emmanuel, Víctor, Brandon y otros que una breve estadía de 3 días no me dio ocasión de conocer con mayor asiduidad.

México, un país de cultura fascinante con tradiciones ancladas de los pueblos fundacionales, con intelectuales connotados como Revueltas, Paz, Monsiváis, Vicente Leñero (por citar algunos pocos), el país cuya capital alberga la mayor cantidad de museos en el mundo, con jóvenes y talentosos músicos, con deportistas exitosos que prestigian el nombre de su patria a pesar de la orfandad en que viven en lejanas aldeas de la sierra, con tradición en la plástica y en la fotografía, desde lo hermanos Casasola hasta el valioso y renovado aporte de Foto 13, pasando por Álvarez Bravo y Graciela Iturbide. Todo el reservorio moral de un pueblo que valora, como ningún otro, su arte y su cultura. En las antípodas, Ayotzinapa, la muerte, la barbarie, el crimen impune, el concubinato de la delincuencia y las bajas pulsiones del poder y la política. Lo sublime y lo monstruoso, lo sagrado y lo siniestro conviven en este territorio de intensidades en que la vida se entreteje de hipérboles y paroxismos.

Mis últimas horas en Tlaxcala serían de amistad y regocijo (junto a Malena y Raúl, Nereida y Gonzalo). Un desayuno inolvidable en la despedida. Me regreso ahora junto a Amalia, la doctora fotógrafa de Oaxaca que amablemente ha ofrecido llevarme. El trayecto de 5 horas se torna breve y distendido, platicando de Fotografía, de medicina alternativa, de la percepción extra sensorial de los gatos que ella ama y que perciben la presencia y el perfume de los que ya partieron, del papel de la memoria de la que habla Proust En Busca del tiempo perdido, de los muertos anónimos de México y de Chile, de los que aún permanecemos consternados y vulnerables, intentando expresar nuestro mundo interior con pinturas, con poemas, con imágenes que son también la añoranza de un paraíso extraviado, o los gestos desaforados de otra vida.

Al ingreso a Oaxaca reparo en un estatua, un lema enquistado en el hormigón con 31856670palabras sencillas y profundas “… el respeto al derecho ajeno es la paz” (Benito Juárez). Le comento a mi interlocutora, lo diferente que sería la convivencia de los pueblos y de los individuos si la educación marcara a fuego candente este aforismo en el ser de cada quien y cada cual, así como aquel otro tan conocido, pero no menos desdeñado, “no le hagas a otro lo que no te gustaría que te hicieran”. Ciertamente sería una vida diferente. ¡Qué duda cabe! No vivimos en el mejor de los mundos posibles, no obstante ya todo lo moralmente valioso y edificante ha sido dicho desde tiempos inmemoriales, por los profetas, por los poetas, por aquellos que comprendieron que el arte debía servir al menos para hacernos mejores, y que nos recuerdan con su legado que todo cambio profundo debe partir ante todo de uno mismo.

Foto 13 y Tlaxcala ha quedado atrás en la retina, mas no en la memoria, ni menos aún el corazón. También atrás quedaron los cirros, que al partir engalanaban el cielo de esta hermosa ciudad. Evoco las nubes, una bella sonrisa en los últimos instantes de la partida y me afano en escribir.

Rakar / Oaxaca de Juárez, diciembre 7 de 2014.

Artículo publicado en Suplemento Cultural Palabra, Periódico El Vigía. Ensenada, Baja California, México. (Domingo 21 de diciembre de 2014). 

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Rakar, Eniac Martínez, Nereida Mora,  Sean Hawkey,  Lourdes Grobet, Amalia Gamio,  Gonzalo Pérez, Malena Díaz, Ludovic Bonleux.

Publicado por: Rakar

Fotógrafo documental, cronista y editor chileno. Ha realizado documentales fotográficos en Chile y México obteniendo diversas becas y reconocimientos (Fundación Andes, Fondart, Ford Motor Company Award, Fonca, Amexcid, Museo Leonora Carrington). Su iconografía, agrupada bajo el nombre genérico de "EL VIAJE DE RAKAR", comprende los siguientes Fotodocumentales: PUEBLOS OLVIDADOS, (Travesía por 67 pequeñas aldeas rurales del territorio central de Chile); “RETRATOS (DES)DE LA LOCURA” (imágenes del confinamiento psiquiátrico); EL OJO MÍSTICO" (Imágenes del México profundo). EXPOSICIONES INDIVIDUALES: En Chile y México / COLECTIVAS: Holanda, España, Grecia, Portugal. PUBLICACIONES: "Mundo Quiltro, Espejo del alma chilena" (2023). "Retratos (des)de la Locura: Hospitales mentales de Chile" (2017); “La Locura de Artaud-Van Gogh, o el desquite de la locura” (2010); "El Viaje de Rakar: Travesía por 67 pueblos olvidados de la 5ª región de Chile” (2006). Sus crónicas y ensayos han sido publicados y/o premiados en diferentes revistas internacionales. Desde 2013 es corresponsal en Chile del Suplemento Cultural Palabra (Ensenada, Baja California, México). Desde 2021 es director de arte y cuidado de edición en Akén La luz de lo invisible Ediciones (Chile).

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